El bífaz achelense como dice Lakey
nace de patrones configurados en moldes mentales, el mismo origen que
cabe dar a la bola o esfera. Poseen ambos útiles los atributos distintivos del
diseño como son el lado técnico, la utilidad y la síntesis. Están sintetizando
unidad en la versatilidad funcional e integrando totalidad.
La capacidad sensorial y posesiva
de la mano prensil aprehende y abstrae el sentido de esos patrones mentales,
formas ideales materializadas de las esferas o bifaces que ya en la cultura achelense,
representan más allá de la funcionalidad, un salto ontogenésico de confianza y conciencia
de mundo. Después de la vista el sentido del tacto sobre la materia sería fundamental en los
orígenes de este estilo artístico que lo
hará escultor antes que pintor.
Cabría referir al hombre de la bola o esfera achelense
lo que dice el hermeneuta Andrés Ortiz Osés del
hombre que con la esfera en su
mano aprehende el todo. Seria conclusión totalizadora utensiliar de
herramientas únicas y totales .nacidas de un saber operativo que ha creado y
afinado un sistema nervioso bien
conjuntado entre la mente configuradora
y la mano transformadora en una plena complementación psicofísica que les da
apertura de conciencia y confianza para extenderse por el mundo.
J.Oteiza describe la forma de la realización estética en base a totalizaciones conclusivas
que van complementando al hombre y su mundo, como un suceso de realización
humana propio de la prehistoria más que de la historia donde el hombre en el
arte no concluye. Aquí aparecen como primeras abstracciones dentro de una verdad estética primaria.
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